Me llamo Jan y soy arquitecto checo. Me encanta viajar y vivir en otros países, conocer culturas nuevas. En 2017, después de haber pasado casi 3 años en Holanda decidí de bajar un poco más hacia el sur y instalarme en Barcelona en el barrio de Gràcia.
 
Como arquitecto, siempre me ha fascinado la arquitectura brutalista. En Checoslovaquia de la posguerra, desde 1948, la planificación masiva de construcción de viviendas operadas por el estado se han extendido por todo el país. Ese programa social duró hasta final de la década de los 1980 con el fin de la era comunista.
 
La prefabricación de estos bloques de viviendas y la simplificación a unos pocos tipos de paneles de hormigón llevaron a la industrialización y al tiempo extremadamente rápido de las construcciones. Al principio con una idea y concepto bastante fuerte de cómo solucionar la crisis de alojamiento pero al final mal ejecutada debido a poca cualidad de obra y presión de tiempo por los políticos.
 
A veces, solo pocas unidades pero la mayoría de las veces unas "ciudades enteras” de hormigón se han construido durante estos 40 años. Hoy en día, la cuestión de cómo lidiar con esta herencia omnipresente de aquella época sigue siendo incierta